Gaby Bremmer, una historia veradera

SINOPSIS

Fuente: http://basespedagogicas.blogspot.es/img/peliculasopcion1.doc

EE.UU. 1987. 105 min. Color
Dirección: Luis Mandoki
Guión: Luis Mandoki, Martin Salinas, Elena Poniatowska
Intérpretes: Rachel Levin, Liv Ullmann, Norma Aleandro, Robert Logia, Robert
Beltran, Lawrence Monoson, Tony Goldwyn

«Me gustaría poder decir al final de mi vida, que estuve agradecida de haber
vivido y luchado por una causa noble como "la libertad del hombre".

Yo que estoy encadenada a esta silla yo que estoy presa dentro de un cuerpo
que no responde.

Haber amado al hijo y al amigo y cantado canciones cuando se va la tarde».

Gabriela Brimmer

Adaptación de la biografía de Gabriela Brimmer, poetisa y escritora que nació con una parálisis cerebral que le impedía cualquier movimiento o expresión, salvo su pie izquierdo. Gracias a la ayuda de una empleada mexicana analfabeta, que aprendió a leer y escribir junto a la niña, Gabriela accedió a toda su educación, incluida la universitaria. La película, rodada en gran medida junto a discapacitados -los actores principales no lo son- de Cuernavaca (México), es un canto reivindicativo a la normalización educativa, sexual y social de los discapacitados. Norma Aleandro, la actriz argentina que interpreta el papel de empleada, fue nominada por su papel en esta película al oscar para mejor actriz de reparto en 1987.

Elena Poniatowska

Lo más admirable de Gaby Brimmer era su voluntad absoluta para vencer su enfermedad. Nació el 12 de septiembre de 1947. Hija de Miguel y de Sari Brimmer, pesó tres kilos 100 gramos. Era una niña rubia de delicadas facciones. Sari y Miguel habían tenido un hijo perfectamente sano dos años y medio antes, David. Cuando la llevaron a la casa, David se puso de puntitas junto a la cuna para ver qué regalo le habían traído, qué sorpresa yacía tras el velo de tul. Al apartarlo vio que la niña se hacía arco de la cabeza a la punta de los pies. Entonces Sari descubrió junto a su hijo algo totalmente desconocido para ambos: los espasmos de la parálisis cerebral.

De muy niña, cuando Gaby deseaba ir de un lugar a otro y no había nadie junto a ella, se arrastraba en el piso hasta sacarse ampollas. Luego vino Florencia Morales Sánchez y a partir de los cinco años Gaby vivió parapetada tras Florencia, su nana, quien la protegió de las miradas de los curiosos envolviéndola en su abrazo. Así, envuelta en los fuertes brazos de Florencia, ¿quién podría hacerle más daño a Gaby que su propia enfermedad? Pocas tan terribles, tan minimizantes como la parálisis cerebral. Pocas con mayor poder
en contra del espíritu del hombre. El cuerpo es una cárcel, un manojo de nervios, células y tejidos entreverados que no responden. El cerebro ordena, la mano no obedece, y si lo hace es en una forma tan patética y descontrolada que más valdría que no se hubiese movido. Por eso es fácil para un paralítico cerebral pasársela en duermevela, dejarse ir, flotar.

Gaby Brimmer, la gaviota, escogió la lucha. Con el único miembro de su cuerpo que le respondía, el pie izquierdo, siempre descalzo, aprendió a señalar en un tablero colocado a los pies de su silla de rueda las letras del alfabeto y así formar palabras que se convertirían en ideas. Así pudo comunicarse con los demás, y lo más importante y notable, imponerse a los demás. Tan es así que logró hacer su primaria, su secundaria y asistir a la UNAM.

La admirable Florencia la acompañó en todo momento. La cargaba, la sacaba del automóvil, la sentaba en la silla de ruedas y asistía a clases con ella. Hasta aprendió a manejar un automóvil para poder llevar y traerla. Gaby se enojaba cuando alguien decía que era Florencia quien hacía las tareas, la que resolvía los problemas. Florencia no tuvo vida propia por vivir la vida de Gaby. Su entrega fue absoluta. Y cuando Gaby decidió adoptar a una niña, Alma Florencia, la nana se hizo cargo no sólo de Gaby sino de la recién nacida Alma.

Muerta a los 52 años de un paro cardiaco, Gaby conoció días de gloria, primero con un libro autobiográfico, Gaby Brimmer, que publiqué en la editorial Grijalbo, y luego con la versión fílmica de este libro realizada en Hollywood, dirigida por Luis Mandoki, con la sueca Liv Ulmann, la argentina Norma Aleandro _maravillosa actriz de Historia oficial_ y la estadunidense Rachel Levin, que incluso llegó hasta a parecerse físicamente a Gaby. La película fue filmada en Cuernavaca con la participación de varios miembros, hombres y mujeres, de APAC, la Asociación por Parálisis Cerebral fundada por Carmelina Ortiz Monasterio, quien ha llevado a cabo una tarea titánica y le ha hecho el bien no sólo a los discapacitados sino a sus madres, a las que saca de su desesperación y su marasmo, al crear para ellas talleres de baile, gimnasia, costura, cocina... oficios diversos que han hecho que familias enteras recuperen su alegría de vivir y sobre todo no escondan ni se avergüencen de sus discapacitados.

Con el título de Gaby Brimmer. A true story as toold to Luis Mandoki, el director filmó su historia, pero el título resulta una falacia, porque Mandoki se enteró de la vida de Gaby mediante el libro y la mayor parte de las escenas están tomadas directamente de éste. Era difícil que Gaby se inventara otra biografía.

De por sí la historia de su vida es lo suficientemente impactante.

Cuando apareció el libro de México en diciembre de 1979, de la noche a la mañana Gaby conoció un éxito espectacular y a su casa ubicada en la calle de Las Flores acudieron muchísimas personas en busca de su ejemplo y de su fortaleza. Jóvenes y viejos, mujeres y ancianas, madres de familia con niños problemáticos... Una verdadera corte de los milagros se instaló a las puertas de su casa para verla y recibir sus enseñanzas, y sobre todo contagiarse con su inquebrantable tenacidad. Gaby empezó a dar conferencias, asistir a congresos médicos, inaugurar actos en centros culturales, encabezar grupos de discapacitados, apadrinar obras de teatro, planear guiones de posibles películas, crear centros de lectura y talleres literarios. Un club de fans se formó en torno de ella. Hasta viajó a Cuba, invitada por admiradores.

Sin embargo, nada más efímero que la celebridad. Al cabo de los años, Gaby volvió a encontrarse a solas con su extraordinaria nana, Florencia, y su hija, Alma Florencia. Publicó un libro de cartas, también en Grijalbo, y otro de impresiones y poemas que no conoció el éxito del libro anterior. Gaby Brimmer consta de tres largas entrevistas que sostuve con la madre, Sari Brimmer; la nana, Florencia Sánchez Morales, y la propia Gaby, que quiso incluir en el volumen su poesía escrita a lo largo de los años:

EN RELACIÓN AL DIRECTOR DE LA PELÍCULA

Entrevista con Luis Mandoki
Fuente:
http://cinematismo.blogspot.com/2006/09/entrevista-con-mandoki.html

Luis Mandoki es el único director de cine mexicano que ha dado a conocer públicamente su apoyo a uno de los candidatos a la Presidencia de México: a López Obrador. También Mandoki es el director de cine mexicano que mejor se ha llevado con Hollywood durante los últimos 16 años.

Luego de filmar en México su primera cinta, Motel (1984), con la que llamó la atención de muchas miradas porque le daba una vuelta de tuerca al cine nacional al presentar una película de suspenso, un género prácticamente olvidado por el nuevo cine de nuestro país, y después de conmocionar al mundo en 1987 con el largometraje Gaby Bremer, una historia verdadera, Mandoki se fue a vivir a Hollywood. Dejó México.
Pero regresó a nuestro país luego de más de 3 lustros para dirigir Voces inocentes, cinta con la que ha ganado múltiples premios y que lo metió de nueva cuenta a la polémica por hacer un cine de carácter social que logra mover el tapete de almas y corazones.

Y ahora en este 2006, Luis Mandoki presenta en DVD el documental El Sr. López, producción que lo coloca de lleno en la polémica política y que ha provocado que muchos cineastas y no cineastas se pregunten: ¿por qué Mandoki deja su comodidad de Hollywood y se mete a apoyar a López Obrador, el político mexicano más polémico de, por lo menos, los últimos veinticinco años?

Mandoki asegura que ha vendido más de 1,900,000 copias de El Sr. López, lo que significa un récord histórico de ventas para un documental en México. Por supuesto, la cifra no cuenta las copias piratas.

José Antonio Fernández: ¿De dónde viene tu gusto por el cine?

Luis Mandoki: Cuando tenía diez años me pidieron una composición para la escuela. La titulé: ¿qué es la humanidad? Recuerdo que escribí en esa composición todas las contradicciones sociales que yo veía en el mundo.

Una de las personas que más impacto ha tenido en mi vida, es mi nana. Ella era indígena, muy humilde. Cuando niño, yo no entendía por qué una gente que me daba tanto era tan pobre.

Yo siempre tuve una inquietud por expresarme. Estudié artes plásticas, teatro y fotografía. También me metí en sociología, psicología y antropología. Finalmente un día se me prendió el foco y vi que el cine lo abarca todo. Desde ese momento tuve la claridad de que quería ser cineasta, por esa característica fantástica.

José Antonio Fernández: ¿En dónde estudiaste cine?

Luis Mandoki: En San Francisco, inicialmente, pero me salí de la escuela porque su tendencia era demasiado experimental. Entonces conseguí una beca y me fui a estudiar cine a Inglaterra. Ahí realicé mi primer corto que ganó el Festival de Cannes (en la categoría Cortometraje) en 1976. El premio sólo me sirvió para estar desempleado.
Regresé a México y me dediqué a dar clases de tenis, yo había sido un buen tenista durante mi niñez. Mientras, estuve escribiendo guiones contratado por el Instituto Nacional Indigenista, el INI. Un día me mandaron a hacer un documental sobre el reacomodo de los mazatecos durante la construcción de la presa Miguel Alemán, y otro (documental) más de los chinantecos durante la construcción de la Presa de Oro. Me metí hasta el fondo en el asunto. Descubrí que tenían a los indígenas en algo que era prácticamente un campo de concentración para impedirles regresar a sus tierras. Les habían prometido escuelas, centros de salud y una mejor vida, pero todo era falso.

Yo filmé lo que sucedía. Cuando las autoridades del INI vieron mi material filmado, simplemente me corrieron y terminaron produciendo un documental de carácter folclórico. Por supuesto, yo me quedé con una gran frustación.

José Antonio Fernández: ¿Por qué decidiste salir de México para estudiar cine?

Luis Mandoki: Cuando intenté entrar a una escuela para estudiar cine, el CCC no me admitió porque entonces yo tenía 19 años y su edad mínima de admisión eran 25. Y en el CUEC no me dejaron entrar porque decían que yo nunca me iba a dedicar al cine.

Finalmente me aceptaron en el CUEC, pero no daban clases de sonido. Para mí el sonido era y es el cincuenta por ciento del cine. Entonces es que consigo la beca para irme a San Francisco.

José Antonio Fernández: ¿Por qué San Francisco?

Luis Mandoki: Yo no tuve en ese entonces ni apoyos ni becas que me dijeran por dónde entrar al cine. Mis padres me apoyaron dejándome estudiar lo que yo quería. En ese sentido me apoyaron, pero no sabían cómo se movía el mundo del cine. Yo busqué solo el camino para entrar al cine.

José Antonio Fernández: ¿Quién financia el corto con el que ganas en Cannes?

Luis Mandoki: La escuela en la que estudié en Inglaterra tenía una tradición: el primer día de clases los alumnos entregaban un guión. Los dos mejores guiones se filmaban, uno en color y otro en blanco y negro. Había quien presentaba su guión escrito a manera de idea en una servilleta, y otros lo llevaban con todas las especificaciones. Yo entregué cinco guiones. Los maestros seleccionaron una de mis historias para que se filmara en color. Esa decisión provocó una rebelión en la escuela. Los estudiantes ingleses protestaron porque a un mexicano le daban la mejor oportunidad. Cuando terminé el corto (Silent Music), se lo proyecté a mi abuela. Ella fue la que me dijo que lo mandara al Festival de Cannes. En México se exhibió en la muestra de cine por haber ganado en Cannes. Yo tengo una copia.

José Antonio Fernández: ¿Qué haces en México cuando regresas de Inglaterra ya con el premio de Cannes en la bolsa?

Luis Mandoki: Ganar en Cannes no me dio trabajo. Regresé a México y conseguí emplearme en el Instituto Nacional Indigenista, el INI, como ya te comenté antes. Hice un corto que titulé El Secreto, con el que gané el Ariel en el 80. Después filmé mi primera película, Motel, que dirigí por casualidad.

José Antonio Fernández: ¿Por qué por casualidad?

Luis Mandoki: Abraham Scherem era mi socio y habíamos acordado filmar Motel y después Gaby Bremer. Él dirigiría Motel y yo Gaby, yo produciría Motel y él Gaby.

Al tercer día de filmación de Motel, hubo una revuelta en el set. No aceptaron a Abraham como director, ni el elenco ni el fotógrafo. Entonces yo entré como director de Motel. Sacamos adelante la cinta. Abraham se quedó como productor y logramos llevar Motel a varios festivales en los que conocimos a gente que nos ayudó para financiar la película de Gaby Bremer, que fue nominada al Óscar.

Yo siempre he pensado que los cineastas no debemos depender de papá gobierno. Creo que el cine debe traspasar fronteras y que no hay razón para depender sólo del mercado nacional.

José Antonio Fernández: Me queda muy claro que cuando haces la película Gaby Bremer, una historia verdadera, te lanzas por todo. ¿Cómo es que tomas esa decisión de ir por la fama mundial y hasta por el Óscar?

Luis Mandoki: Gaby Bremer me llevó ocho años, es la historia de una mujer extraordinariamente inteligente y sensible que sólo tiene control de su pie izquierdo. Me llevó 8 años lograr un buen guión.

Yo siempre he considerado que uno de los problemas del cine nacional es que muchas veces se han filmado malos guiones, y con un mal guión no se puede hacer una película. Además, pensaba que había que tomar temas con raíz nacional pero con proyección internacional. Trabajamos muy fuerte para lograr la historia de Gaby Bremer.

Mi idea original era filmarla en español, pero en esa época el Imcine no me apoyó, aunque hice 140 horas de antesala.

Un día, Luciana Cabarga me dijo que tradujera el guión de Gaby al inglés. Yo no lo visualicé así. Nunca me imaginé a la nana de Gaby (Bremer), Florencia, hablando en inglés. Pero un día vi que El beso de la mujer araña la habían filmado en inglés, y entonces me di cuenta de que la posibilidad era real.

Hicimos la traducción al inglés y, con dificultades, conseguimos el financiamiento. Los productores me llevaron a Los Ángeles a realizar la postproducción. Ya en Estados Unidos se me acercaron agentes que me ofrecieron ser mis representantes.

Hasta ese momento yo sólo había pensado en Hollywood como un sueño, pero las circunstancias me fueron llevando para allá. En México las puertas estaban cerradas y en Estados Unidos se me abrían. Mi pasión era hacer cine y finalmenteme me quedé más de 15 años haciendo cine en Hollywood.

José Antonio Fernández: ¿Soñaste alguna vez con el gran éxito mundial que tuvo tu película sobre la vida de Gaby Bremer?

Luis Mandoki: No. Yo simplemente quería hacer una buena película y contar una historia. Yo no pienso en los premios cuando estoy filmando. Cuando piensas en la fama antes de obtener resultados, das un primer paso equivocado.

José Antonio Fernández: ¿Arañó el Óscar tu película de Gaby Bremer?

Luis Mandoki: Sí, tuvimos una nominación para el Óscar y dos para los Globe Awards. Conseguimos un alto impacto internacional con la crítica. El impacto lo logramos porque la historia es muy humana. Eso abrió la brecha. Yo fui el primer director mexicano que se fue a hacer cine a Hollywood. En esa época causó mucha controversia el que me hubiera ido para allá.

Cuando yo llegaba a México me insultaban y me gritaban malinchista. Muchos directores talentosos me han seguido los pasos y ya no son criticados, al contrario, ya se les reconoce como un logro. Pero en los tiempos en los que yo me fui, no era algo bien visto.

José Antonio Fernández: ¿Cómo es que empiezas a dirigir en Hollywood?

Luis Mandoki: Luego de Gaby Bremer, me empiezan a mandar guiones. Leí muchas historias hasta que me decidí por filmar Una pasión otoñal, con Susan Sarandon. Después hice Cuando un hombre ama a una mujer, con Andy García y Meg Ryan, luego Mensaje en una botella, con Paul Newman y Kevin Costner y así me seguí.

José Antonio Fernández: ¿Por qué filmas tantas historias de amor?

Luis Mandoki: Cuando en Hollywood haces una película exitosa, te clasifican en ese género. A Una pasión otoñal le fue muy bien, Me identificaron como un director que sabía hacer historias de amor. Con el tiempo esa clasificación se volvió una camisa de fuerza para mí. Yo tenía la necesidad de romper con esa idea.

Muchos años después, cuando me encontré con el guión de Voces inocentes no tuve duda en querer filmarlo. Me dio la posibilidad de regresar a latinoamérica y me trajo de regreso a México.

José Antonio Fernández: Sé que en Hollywood te fue muy bien. Filmaste mucho y con personajes muy importantes. ¿Tú como te sentiste esos años en Hollywood?

Luis Mandoki: Por una parte me fue muy bien, porque tuve oportunidad de trabajar con grandes actores y gente de cine. Pero siempre extrañé a México. Al estar filmando en inglés estás traduciendo, porque no es tu idioma y no es donde naciste. Por supuesto que no me puedo quejar.

Filmar en Hollywood me dio muchas alegrías y satisfacciones. Pero faltaba algo.

José Antonio Fernández: ¿Qué te faltaba?

Luis Mandoki: Faltaba la expresión de lo que realmente estaba más en mi alma. Me faltaba hacer películas como Voces inocentes y como ¿Quién es el Sr. López? Hoy sé que empieza una nueva etapa para mí. Ahora las temáticas que voy a filmar serán distintas y más personales.

José Antonio Fernández: Estuviste más de 15 años fuera de México. ¿Qué viste a la distancia que te hizo regresar a tu país?

Luis Mandoki: Lo que vi durante esos años es un estancamiento a nivel político y artístico. Hasta hace unos cuantos años, de pronto, empezó a darse una efervescencia tanto a nivel cinematográfico como político. Surgieron talentos como González Iñárritu con Amores perros y Alfonso Cuarón con Y tu mamá también.

Se dio el cambio del año 2000. El supuesto cambio donde finalmente se sacaría al PRI del poder. En esa época yo seguía viviendo en Hollywood pero viajaba a México con frecuencia. Me di cuenta de que no se dio el cambio esperado. Que simplemente se cambiaron algunas letras, pero el sistema, la forma de gobernar y la corrupción siguieron siendo lo mismo. Regresé a México a filmar Voces inocentes. Mientras yo filmaba surgió lo del desafuero de López Obrador. Observé cómo se dieron un tremendo ruido, resistencia, controversia y ataques en contra de López Obrador. Yo nunca había visto algo así y me interesé en conocer a López Obrador. Quería saber por qué causaba tanta controversia y tanta reacción. Pensé: algo debe tener y representar para que lo ataquen tanto. Si no fuera importante, no lo atacarían.

José Antonio Fernández: ¿Cómo es que dejas Hollywood, los buenos vinos, los buenos presupuestos y una buena vida, por venir a hacer dos películas de carácter social (Voces inocentes y Quién es el Sr. López)?

Luis Mandoki: Yo siempre he querido darle lo más que puedo a México, porque México me formó. Yo no sería quien soy, sin Lola, mi nana. Ella me llevaba los domingos a misa a escondidas. En mi casa éramos ateos. Lola me quería conectar con la fuerza espiritual de Dios, y eso a mí me gustaba. Yo siempre he querido aportar mi oficio para regresarle algo a quien me dio todo: a mi país que es México.

Me impactó mucho el recibimiento que tuvo Voces inocentes. La gente se conmovió.

Con el documental ¿Quién es el Sr. López?, hay gente que se ha sorprendido de que me meta a hacer campaña por un político como López Obrador.

José Antonio Fernández: ¿Y qué respondes? ¿Por qué te metes a apoyar a López Obrador? Eres el único cineasta que ha hecho pública su postura política en forma absolutamente clara.

Luis Mandoki: Lo sé. Soy el único porque vivimos una democracia en pañales. Todavía hay miedo para expresarse. Sigue la vieja costumbre del PRI, de que la gente se espera a la cargada, que es esperarse a que salga el ganador para ir a felicitarlo. Y es que a muchos les preocupa que les puedan quitar trabajo o beneficios si dan a conocer sus simpatías por algún candidato que no sea el ganador. Hay una falta de cultura democrática. Hay miedo de que te castiguen por decir lo que piensas.

Yo no me había metido antes a la política, y ahora que estoy dentro veo que es un asunto diferente. Algo que muestra el manejo distinto de la política es lo siguiente: cuando estrené Voces inocentes muchos medios me invitaron, pero cuando estrené Quién es el Sr. López sólo Javier Alatorre me invitó a su noticiero.

José Antonio Fernández: ¿Acuerdas algo con López Obrador para producir el documental?
Luis Mandoki: El día que se lo propuse (a López Obrador), me dijo: "me interesa que hagas el documental porque tienes una visión fresca. No eres político. Yo no tengo nada que esconder. Lo quiero ver cuando esté terminado".

También hice la propuesta a Calderón y a Madrazo. A ellos no los vi nunca personalmente. En ambos casos tuve reuniones con su gente cercana, y me dijeron que debía firmar un contrato en el que tuvieran injerencia en el contenido para ellos poder decidir qué incluir y qué no. Ahí vi una primera diferencia.

Fui conociendo a López Obrador y yo tenía las referencias que todos hemos escuchado: que es un populista, un autoritario, que no respeta el estado de derecho y que endeudó en forma exorbitante al Distrito Federal. Y empecé a ver que nada de eso es cierto. Que hay un abismo entre las cosas negativas que se dicen y lo que es él (López Obrador). Empecé a descubrir que (López Obrador) es una persona que le importa México y que se dedica en cuerpo y alma a eso. No le interesa llegar a la Presidencia a cualquier costo.

Un día (López Obrador) me dijo: si yo me sentara a negociar con Salinas, Diego Fernández y etcétera, ganaría por 20 puntos de diferencia. Me dijo entonces que prefería ganar por 8 ó 9 puntos, pero llegar sin dejar pedazos de dignidad en el camino. Quiere llegar sin tener las manos atadas.
Y no es un discurso retórico.

José Antonio Fernández: ¿Por qué le crees a López Obrador?

Luis Mandoki: Como director de cine, luego de trabajar años con actores, he desarrollado un detector de mentiras. Cuando un actor pretende estar triste y no lo está, lo sabes. Yo me di cuenta de que López Obrador es una gente auténtica.

Cuando empecé a mostrar secuencias a amigos y ciertas personas del documental ¿Quién es el Señor López?, varios me preguntaron cuándo exhibiría el documental completo. Te puedo decir que mi idea original era proyectarlo luego de las elecciones. Pero esas personas a las que les proyecté secuencias, me dijeron que no habían visto nunca en los medios lo que el documental muestra. Entonces fue que me entró una especie de remordimiento, porque siento que yo tengo un compromiso y una responsabilidad con mi país. Lo que seleccioné para que aparezca en el documental es lo que a mí me ha impactado y sorprendido, que efectivamente no es lo que se ve en los medios.

Por esta razón es que decidí distribuir el documental en tres partes antes del día de las elecciones.

José Antonio Fernández: ¿Te sedujo la personalidad de López Obrador?

Luis Mandoki: No me sedujo ni me cautivó, lo que me sucedió fue que lo conocí. Me pasó algo similar que cuando conocí a Paul Newman. Con él vi que más allá de ser una estrella de cine con poder y con dinero, hay un ser humano que se dedica a juntar dinero para los campos de niños desahuciados, y que su trabajo social y humano no es una fantochada. Hay una preocupación real.

Fuente: http://www.canal100.com.mx/telemundo/entrevistas/?id_nota=6100

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